miércoles, 13 de agosto de 2014

Estoy en el bar y el tipo de la mesa de al lado toma una servilleta y se limpia los mocos, la hace un bollito y la mete dentro de la taza de café que acaba de beberse. Sigue conversando con un señor de traje que tiene sentado enfrente, como si nada. Al los dos minutos vuelve a hacer lo mismo, y dos minutos después lo mismo, hasta que llena la taza con bollitos de servilletas con mocos. "Cagó", pienso. "Si ahora sigue con la taza del otro me descompongo del todo". También pienso: "¿qué pensará este tipo?" No, por lo visto el hombre es muy educado y no tiene intenciones de llenarle la taza de mocos al otro pobre infeliz. Lo que hace después de haber completado la suya es arrojar los bollitos debajo de la mesa. "¡Uf!" pienso. "Menos mal".

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