viernes, 27 de julio de 2012

¿Quién dijo que hay que leer?

Por lo que sé o me hacen ver, hay insistentes campañas que incitan a la lectura, que aconsejan leer, que dicen que hay que leer porque leer alarga la vida, la esperanza, cumple los sueños, ejercita la imaginación, te libera no sé de qué, te lleva a no sé donde, etcéteras y etcétera y demás etcéteras. No sé por qué no dejan a la gente en paz, que cada uno haga lo que se le ocurra. Leer no es tan bueno. Te hace un insociable, te ven como un ermitaño, un “bicho raro”, que si lees sentado te pueden salir hemorroides y si lees de pié te pueden salir várices, que si lees acostado te puede dar sueño. No sé por que no dejan a la gente en paz, reitero, y que cada uno elija que hacer con su tiempo. Algunos, los pocos, los menos, gracias a Dios, leemos, y el 80% de la literatura de ficción que leeremos en nuestras vidas será basura. Un 10% será más o menos aceptable, y el 10% restante que seguro nos pareció genial, entrará holgadamente dentro del cajón de nuestra mesa de luz. ¿Por un 10% de genialidad tanto alboroto? Sí, yo leo. Es más: escribo para que alguien lea. Pero con el puñado que lee me conformo. No porque yo escriba voy a hacer campañas para que otros lean. El que quiera leer que lea, el que no que mire la televisión o salga a pasear el perro o mire por la ventana a ver quién pasa. Creo que hay cosas por hacer mucho más interesantes y divertidas que leer. No sabría cuáles, pero seguro que el que no lee las conoce. En cierta medida envidio al tipo que no le interesa leer. Quién sabe de las cosas que uno se pierde por estar leyendo, quien sabe si mi vida no hubiera sido diferente, si no pasó un tren que no vi. Prefiero no enterarme. Así que el que no quiere leer que no lea, no es para nada grave el no hacerlo. Es más, publicitaría eso: “¿No tiene otra cosa que hacer? ¿Está seguro? Entonces sí: lea”. L.P.

domingo, 15 de julio de 2012

Compré mi atado de Chesterfield con esta novedad. Bueno…novedad, lo que se dice novedad, digamos que no, considerando que muchas marcas de cigarrillos tienen estas fotografías. Pero nunca había visto imágenes en los atados de la marca que fumo, sí las famosas palabras “el fumar es perjudicial para la salud” y algún otro párrafo desalentador. Seguro que la imagen no me quitará las ganas de fumar (lamentable y tristemente) pero confieso que quité los 20 cigarrillos del paquete y los puse en el otro que acababa de vaciar, y luego tiré el paquete con la imagen al tacho de la basura. Entiendo que por estos tiempos existen fuertes campañas gubernamentales contra el cigarrillo, entiendo que a la medicina pública le cuesta mucho dinero cuidar a pelotudos fumadores como yo. Estamos de acuerdo y hasta la foto de la rata o la del pulmón con cáncer que había visto en otros paquetes eran para mí aceptable. Pero esta imagen es la de una persona, el rostro de una persona que no sé que otros pecados habrá cometido aparte de fumar, y ahora debe posar para una foto (denigrándose, enfermo, mal herido) que se repetirá por miles en los paquetes de su propia enfermedad. Diciéndolo en criollo: creo que se fueron al carajo. O como dice la bonita expresión española: se les fue la olla. L.P.