lunes, 14 de febrero de 2011

El Manuel de la Gertrudis


Hace un tiempo que hojeo Carta a los Jonquieres, el libro de Cortázar, libro al que ya le dediqué una entrada y sin pensarlo se merece esta otra. En la anterior mencioné lo que me costaba leer este libro y ya no voy a hacer hincapié en ello; sólo aludiré que lo tengo sobre esta especie de escritorio y que de vez en cuando lo abro al azar y leo las dos carilla que me regala ese recreo.
En una carta fechada el 10 de enero de 1959 (al pie de la página el editor duda y pone 1960. Yo aquí confiaré en la fecha que puso el escritor), Julio Cortázar escribe desde París, luego de una breve estadía en Argentina, y habla de alguna confusión entre lo que se pondera y lo que se desdeña en la literatura de su país, y que ya no halla valores interesantes dentro del ámbito nacional y los que lo son nadie los ve y demás cuestiones. En eso estaba Cortázar cuando dice: “Descubrí a un cronopio que se llama Manuel Kirschbaum, Un cuento suyo delicioso en Ficción que se llama Gertrudis. Éste sí puede darnos algo, si no opta como la mayoría por vivir de la ya hecho y tomar café hablando de lo que hacen o no hacen los demás”. (Pág.406)
La pregunta surgió sin demasiados preámbulos: ¿quién es Manuel Kirschbaum? No sé otros, pero yo me desespero cuando escritores consagrados hablan de escritores no consagrados y los tratan bien, como futuras promesas, como que “éste sí puede darnos algo”. Busqué información en la Web sobre este tipo. Lo primero que me salió fue “Las diversiones exasperadas, de Manuel Kirschbaum”, en Mercado Libre. A los dos días tenía el libro sobre esta mesa, libro destrozado pero completo, libro con fecha de edición el 12 de enero de 1953 y donde el cuento “Gertrudis”, como suponía y para mi desgracia, no estaba. De cualquier manera lo leí casi de un tirón. El libro presenta una serie de cuentos por demás interesantes que no viene al caso detallar.
Seguí buscando información sobre este escritor, y no hay absolutamente nada que tenga que ver con su biografía, con sus títulos publicados y mucho menos con Gertrudis. En un foro literario encontré una persona que hablaba de él, que lo había conocido y al que Kirschbaum le había prestado otro libro suyo llamado "Prontuario de lo grotesco". Me suscribí al foro y le mandé un mensaje preguntándole sobre Kirschbaun. Transcribo aquí una parte de la conversación que tuve con este hombre:

“Sí, lo conocí de esta manera: compré ese libro (LDE), lo busqué en guía y lo llamé. Yo tendría entonces unos 15 años (tengo 75 ahora). Ya era escritor conocido, grupo de Boedo, en los años 30. Me encontré con él varias veces, nunca en su casa, sino en una oficina que tenía. Se dedicó después a la grafología. Tenía una Escuela de nuevas técnicas Psicológicas en Maipú casi esquina Corrientes. No sé que hay ahora ahí; encima, estoy viviendo en Uruguay. Pero las últimas veces que intenté encontrarlo para obsequiarle un libro que yo había publicado, no había rastros de él. Conocí a su hijo en esa Escuela, pero no recuerdo su nombre de pila. También lo vi una vez con Juan Jacobo Bajarlía, pero Bajarlía ya murió. En fin, parece que se lo olvidó definitivamente... Una lástima”.

Sigo buscando información, pero hasta el momento es en vano. Cortázar habla de Ficción. Yo no sé si es el título del libro que lleva a Gertrudis, —ahora sospecho que sí—, o si es una antología entre varios autores que lleva ese cuento. No encuentro ni siquiera “Prontuario de lo grotesco” en ninguna de las librerías de usados que mandé preguntar, que fueron muchas. Las preguntas son tantas…
¿Qué fue de la vida de Manuel Kirsbaum? Ni la más remota idea, pero entiendo que él jamás supo que Cortázar llegó a ponderar y admirar un cuento de su autoría; que Cortázar, desde París, lo nombraba como una posible salvación de la literatura Argentina. No llego a darme cuenta de que si Cortázar hubiera hecho público esa revelación el destino de Gertrudis hubiese sido diferente, ni sé si merecía la pena. También puede ser que como vaticinó Cortázar, el señor Kirschabaum se haya sentado a tomar café y a hablar de los que hacen y no hacen los demás, puede ser. Lo cierto es que Gertrudis no está por ningún lado, y que Manuel se murió sin suponer, ni remotamente, que tantos años después alguien lo andaría buscando.

L.P.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Buscando a Gertrudis


Me acaban de llegar las revista/libros Ficción, que compre para encontrar a Gertrudis de una vez por todas. Veintiún ejemplares, impecables, que se publicaron entre 1957 y 1960.
Por lo que sé Ficción era una revista denominadas de izquierda, de publicación bimestral, que fundó el novelista vasco Juan Goyanarte en 1956 y sobrevivió hasta 1971.
En la edición número 19 con fecha Mayo-Junio de 1959, supuestamente, leyó Cortázar el cuento que ando buscando, Gertrudis, y aquí tenemos un problema: el único cuento de Manuel Kirschabaum que hay en esa publicación es uno que se titula Pechos contra Pechos, y la protagonista del cuento se llama Gertrudis. Yo sospecho que Cortázar se equivocó al escribir el nombre del cuento en la carta, y que así como escribió Kirschbaum sin la “s”, escribió Gertrudis cuando en realidad era el nombre del personaje y no el título del texto. Cortázar leyó el cuento en Argentina y escribió la carta desde París, es comprensible cualquier error.
Ahora me toca leer el cuento, despacio, a ver si es tan delicioso. Claro que me queda la duda si en realidad es el cuento que busco, pero quiero pensar que sí porque son muchas las coincidencias, por lo menos las más fuertes: el año, el autor, y el nombre del personaje.
Copio acá un párrafo del cuento que tomé al azar, para que se hagan una idea del pulso de este escritor casi desconocido. Eso sí, traten de leer con los ojos y el corazón de Cortázar.

“— ¡Gertrudis!— gritó la mujer lanzándome un arponazo. Mi mano retuvo crispada el auricular y lo volvió a acercar al oído. Todo tenso, sentí que mis párpados se cerraban con el pudor de los ojos nublados de repente. La garganta me impedía pronunciar el estallido romántico del corazón. El pasmo se prolongó hasta que la mujer lo rompió, triunfante.”

martes, 8 de febrero de 2011

Al fin Gertrudis



Bueno, quizás sea esta la última entrada referida a Manuel Kirschbaum. Lo último que hice esta semana es llamar a todos los Kirschbaum de la guía telefónica, desparramados por todo mi país, y ninguno de los tantos resultó ser ni familiar ni conocido de Manuel Kirschbaum. Así que por el momento no podré saber nada más de su historia ni encontrarme con sus libros, que era a lo que yo apuntaba. Me queda el consuelo no poco grato de haberme encontrado con Gertrudis, porque ahora sí estoy convencido de que es ése el cuento al que se refería Cortázar en su carta a Eduardo Jonquieres, cuento que en realidad de llama “Pechos contra Pechos”.
Sobre el cuento no diré demasiado, y muy estúpido sería si no me pusiera del lado de Cortázar. Diré que en realidad es un cuento delicioso, no sólo por respeto, sino porque de corazón así me parece. El estilo de Kirschbaun es refinado, sensible, poético, de los que Onetti hubiera premiado, de los que tanto escasean hoy día porque según tengo entendido la literatura va por otro camino. Ya no se buscan estilos, se busca no sé qué cosa, pero alguna otra cosa se busca.
Por lo pronto yo disfruté de esta búsqueda, y me queda escanear el cuento para que lo lea el que así lo desee. Sabiendo que Cortázar dijo que el cuento era delicioso y que su autor era la única esperanza de aquellos años para salvar la literatura argentina, no creo que muchos puedan resistirse. Más aún sabiendo que Manuel Kirschbaum es, a estas alturas, un autor prácticamente desconocido.

Pido disculpas por el trabajo de escaneo. No sé demasiado sobre estos asuntos de cómo escanear y colgar un texto en un solo archivo. Pinchando sobre cada hoja se puede ampliar y así leerlo. Al menos a mí me resulta.

Fuente: revista/libro Ficción. 19 de Mayo/Junio 1959