jueves, 3 de enero de 2013

Proyecto novela

Despertó sobresaltado cuando creyó que alguien intentaba destaparlo. Se quitó de encima el sueño y levantó la cabeza. Miró hacia sus pies, sus piernas terminadas en pies. No había nadie, la habitación estaba vacía y observó que su mano, su puño, estaba cerrado a la altura de la cintura sosteniendo la sábana. Sintió cierto temor en ese principio, en cuanto se dio cuenta de que estaba tan solo en la habitación como lo había estado siempre. Se quedó despierto mirando el cielo raso, queriendo encontrar en él una explicación, anhelando oír en la oscuridad, queriendo tocar lo que sea, queriendo abrir el puño para soltar la sábana. Nada se movía, todo se escuchaba, todo era silencio en el tictac del reloj sobre la mesa de luz, en la araña tejiendo su tela sobre la lámpara que colgaba del techo. Oía el correr de su sangre, presentía la mirada de un mosquito. Volvió a recostarse boca abajo y descorrió su cuerpo hacia el borde del colchón; Se estiró para ver debajo de la cama: sólo pelusas y un rollo de hilo, una pelota de tenis y un guante de lana, sólo la noche como afuera, la noche que le llegaba convertida todavía en espanto. Un segundo más tarde escucho el vuelo de un murciélago en la habitación de al lado, los ronquidos de la abuela vieja, el temblor de la puerta que separaba los cuartos. ¡Qué placentero volver a conciliar el sueño! Sintió que sus párpados se cerraban, que comenzaba a soñar todavía despierto. La sangre se le detuvo, el murciélago también se detuvo, las sábanas otra vez bajo su mentón y los puños cerrados, la abuela vieja callada, como muerta; otra vez el sueño, las ansias del sueño, que mañana hay que volver a la escuela, que dentro de un rato hay que volver a la escuela... Tuvo tiempo de ver el brillo del reloj: las cuatro, las cuatro y cinco, las cuatro y diez… mejor dejar de mirar, mejor dormir, mejor entregarse al sueño antes que le vuelvan a correr las sábanas hacia abajo, mejor dormirse y rezar para no despertar cuando esto sucediera. Con esa impresión se durmió, con la idea de que un fantasma se escondía en alguna parte.

L.P.

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